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Doctorado consagra a la Universidad

Mar 28, 2005 | Institucional

Por Pastor Virviescas Gómez

Entusiasmo. Esta es la palabra en la que la Universidad de Alcalá de Henares (España) y la UNAB soportan el éxito del Doctorado en Derecho que las dos instituciones empezaron a desarrollar en enero pasado y que constituye un programa pionero de cooperación internacional, según lo destacó Diego Manuel Luzón Peña, decano de la Facultad de Derecho de la institución ibérica.

El Doctorado, en el que participan 13 profesores de la Facultad de Derecho de la UNAB, combina la enseñanza presencial -con profesores españoles que vienen a Bucaramanga entre una y dos semanas- con una enseñanza a través de la red empleando los medios tecnológicos que permiten no solamente enviar material meses antes de tener que preparar sus trabajos, sino establecer un contacto permanente entre estudiantes y profesores. A esto se suman las videoconferencias en tiempo real -sin demoras en el sonido y la imagen-.

"El éxito radica en la voluntad de profesores y doctorandos, el cual se ve favorecido por el entusiasmo que tenemos todos. Y si se presenta alguna dificultad, tenemos la voluntad de superarla… Yo ya conocía la laboriosidad, el interés y la seriedad de los estudiantes bumangueses, que además en este caso son todos docentes de la UNAB y es una gente con unas ganas enormes de trabajar y de tomárselo en serio", afirma el profesor Luzón Peña.

El complemento corre por cuenta del profesor Juan Alberto Díez Ballesteros, responsable del curso Cuestiones Actuales de Contratación, quien sostiene que "de la parte española tenemos el mismo entusiasmo, así que las dos partes estamos ilusionados porque las perspectivas son muy buenas. Tenemos una gratísima impresión y sabemos que es un trabajo duro, riguroso, de muchas horas de estudio y lectura en solitario, otras muchas de consulta con el director de la tesis doctoral".

¿Pero cuál es la trascendencia de este Doctorado, primero que se hace en la UNAB? El profesor Luzón, a cargo del curso Derecho Penal, Patrimonial y Económico, señala que "las universidades que internacionalmente tienen prestigio son aquellas que son capaces de otorgar no solamente títulos de pregrado y posgrados de especialización o maestría, sino también el posgrado al máximo nivel científico: el Doctorado. Es decir, aquel que en su primera fase -uno o dos años- enseña a investigar con rigor y método, y en una segunda, la más difícil, se dedica a la elaboración de una tesis doctoral, que no es la tesis de grado elemental, sino un trabajo que habitualmente lleva una preparación media de cuatro años".

La reflexión que Luzón hace es sencilla pero contundente: Si una universidad consigue tener en su claustro de profesores un número elevado de doctores obtiene un reconocimiento que le permite competir internacionalmente. En España, por ejemplo, la ley obliga a las universidades a tener al menos un 50% de profesores con doctorado y a las que no lo alcanzan, en especial las privadas, se les ha dado un plazo transitorio para tener un 30% de doctores.

"En América son pocas las que llegan a estas alturas y las que lo consigan pueden aspirar a las acreditaciones y reconocimientos internacionales al máximo nivel, lo cual les permite entrar en un escalafón competitivo, obtener subvenciones en proyectos, etc. De tal manera que la UNAB se puso en contacto con la Universidad de Alcalá de Henares, suscribimos un convenio específico para desarrollar programas continuados de Doctorado entre las dos Facultades de Derecho y la idea es que lo ampliemos a otras Facultades", dice Luzón Peña.

Según el profesor Díez Ballesteros, su Universidad tiene previsto un sistema de becas para doctorandos de la UNAB -por ahora una y luego dos al año- para financiar estancias de seis meses o un tiempo superior de estudiantes que quieran ir a Alcalá a acabar de completar su formación con un contacto presencial.

Un trato cercano

La de Alcalá de Henares es una universidad pública fundada en 1499, que goza de bastante prestigio dentro del entorno de las universidades españolas, con un nivel de profesorado docente e investigador altamente cualificado y que adicionalmente tiene una gran ventaja: su tamaño es mediano y eso facilita un trato mucho más cercano con el alumno, en una ciudad económica y pequeña (200.000 habitantes), comparada con los cuatro millones de seres que ocupan Madrid.

"Nuestra Universidad no está masificada, a diferencia por ejemplo de la Complutense de Madrid, donde hay aulas de 300 y 400 estudiantes y profesores que no conocen a sus alumnos. Alcalá es una Universidad que compatibiliza la tradición con la modernidad. Tenemos una tradición centenaria que no tienen la mayoría de universidades españolas y a la vez sus dimensiones permiten que tengamos unos recursos bibliográficos e informáticos y una infraestructura que nos ubican en la cúspide", acota el profesor Díez.

Sus estudiantes de pregrado son 20.000, mientras que 3.000 cursan posgrados y doctorados, sin contar un número creciente de alumnos de habla inglesa que van a estudiar español. "Alcalá ha vuelto a recuperar el atractivo que tenía hacia el continente americano. Una peculiaridad de la Facultad de Derecho es que ofrece contactos de cooperación con entidades privadas, de tal manera que obtienen las mismas ventajas para sus estudiantes que las universidades privadas. Nuestros estudiantes cuando acaban su pregrado tienen unas posibilidades de colocación en el mundo laboral que no encuentran en otras universidades, porque nos estamos preocupando mucho porque tengan periodos de prácticas y contactos con las empresas", precisa el profesor Luzón Peña.

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